viernes, 28 de septiembre de 2012

# YO SOY 123


Por: elías AGUILAR

No. No nos equivocamos en el encabezado de esta nota. Lo que pasa es que haciendo una parodia del respetable nombre del movimiento universitario # YO SOY 132, hemos querido hacer alusión al Artículo 123 de nuestra Carta Magna, en un movimiento permanente de exigencia de justicia para la clase trabajadora de nuestro país, y que todo el pueblo mexicano deberíamos solidarizarnos indisolublemente.

Con las nuevas reformas propuestas por el Ejecutivo Federal saliente, y con las obvias actitudes por venir del gobierno entrante, que precederá, como ya se había previsto, el Partido Revolucionario Institucional ¡PUF! … Recontraquesuperescalofriante. Como bien se sabe, ni antes con el P.A.N., ni ahora con el P.R.I. de regreso, habrá ningún cambio  que beneficie a los esforzados proletarios de nuestra patria.

 El sindicalismo en México es una farsa que sólo sirve para que los seudolíderes se enriquezcan, y mantengan empobrecidos, económica e intelectualmente, a los trabajadores que, a duras penas,  alcanzan a solventar las necesidades más apremiantes de la familia. Siendo que la Ley Federal del Trabajo es muy clara en ese sentido. Pero no sólo a los lidercillos y patrones les importa un comino… ¡SINO A TODOS NOS TIENE SIN CUIDADO!  Y la Ley en la materia dice: “Todo asalariado DEBE PERCIBIR UN INGRESO MÍNIMO QUE LE PERMITA VIVIR DECOROSAMENTE, JUNTO CON SU FAMILIA…”. Y en la práctica, ni reuniendo las aportaciones de toda la estirpe se resuelve para comer decentemente, para el transporte, para pagar renta, para vestir, para el gas, para la luz  y, menos, para la educación media y superior de los retoños.  Y eso, antes que cualquier reforma, se debería cumplir.

Los grandes líderes de PEMEX, o del magisterio como la archipoderosa y maquiavélica Elba Esther Gordillo, son perversos con el candor de sus agremiados que los han convertido en insaciables archimillonarios, hasta los “minúsculos” de la Industria de la Construcción como los amorales Plácido Quintero o Arturo Núñez Olascoaga, que amedrentando a jóvenes o ya entradas en años señoras solitarias, por la hora de sus visitas, y cuando están construyendo un cuartito en su azotea, les hacen creer, primero, que son inspectores de la Delegación Política correspondiente, en el caso del Distrito Federal, e inspectores de la construcción municipales en provincia, y si no se asustan mucho, pues de plano les avisan que van a tener un problema mayúsculo si no adquieren “la placa” del sindicato, ya que se meterán en una “broncotota” con la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, con la Secretaría del Trabajo, con el Instituto Mexicano del Seguro Social…y si recurren a abogados para que las defiendan, aparte de que les va a costar “un ojo de la cara” el chistecito, van a tener que enfrentar las fierezas de, de, de la Secretaría de Protección y Resguardo del Canino y Tiburones Azules, les inventan atolondradamente ellos y sus corifeos segundones de SU sindicato…

No permita usted que le atemoricen. Si no existe un Contrato Colectivo de Trabajo firmado por los trabajadores, no hay ley que le obligue a mantener relación alguna con cualquier sindicato, y ningún trabajador decente desea jamás una relación “de protección” con ningún lidercillo corrupto y venal, por lo tanto NO DEBE FIRMAR NADA, NI USTED NI SUS TRABAJADORES.

Con las autoridades delegacionales o municipales SÍ, porque esos trámites sí son obligados para autorizarle a construir y que los ladrillos no se le caigan, pero no para robarlos, a usted y a sus alarifes, como los corruptos sindicatos que en cualquier ramo industrial es lo mismo, exactamente lo mismo en abuso del desconocimiento ciudadano y la necesidad del trabajador.