Por:
elías Aguilar
Qué
lástima que se nos haya adelantado otro querido “hermano” universal, cuando
estaba a punto de concretar su gran proyecto de la Escuela de Técnicos Médicos
de Extracción Comunitaria: el doctor Jesús Nava y Hernández.
Él
siempre quiso mejorar las condiciones de atención médica de las comunidades
marginadas, y de proporcionársela a quienes carecen de ella en nuestra
República Mexicana y, de ser posible, a otros países hermanos en circunstancias
similares.
En
un merecidísimo homenaje al doctor Nava, sería plausible que alguien hiciera realidad
su loable bosquejo social. Que alguien concluyera tan magno propósito de
beneficio de salud pública a los desposeídos. Y ese “alguien” es su hijo Jorge.
El
licenciado en Administración Pública Jorge Nava Alvarado, además de tener una
superlativa vocación de claridad manifiesta en la medicina, conoce muy bien el
multicitado ideario, ya que él fue parte importante del modesto equipo del
desarrollo del esquema. Me consta.
Ya
sólo hace falta el debido apoyo… del gobierno federal, o de alguno estatal, para
su realización, con todo y la gran solución de la Medicina Itinerante.
Hoy
sólo quiero hacerle llegar un fuerte abrazo a mi querido docto “dotore”, de
donde quiera que se encuentre… Ya nos veremos muy pronto.
Entretanto
leamos otras de las grandes aportaciones a México y a la humanidad del médico
cirujano Jesús Nava y Hernández, a través de la TRIACA de El Sol de México de
Medio Día, de nuestro ilustre amigo (también ya fallecido) Severo Mirón, alias
Samuel Morales Ferrón, publicada el martes uno de septiembre de 1998.
Y si hubiera que añadir para decidir al Lic. Borrego a buscar y
reconocer al doctor Nava sus desempeños como facultativo y como ciudadano, basta
decirle que el médico Nava estableció en el estado de Zacatecas las dos
primeras unidades médicas rurales del IMSS y que tales pequeños dispensarios
dieron pauta para lo que posteriormente habría de ser el IMSS/Coplamar, que
extendió el programa a muchas entidades de la Federación… Y hasta ocasión
venidera, deo volente.
TRIACA
Por: Severo Mirón
El
doctor Jesús Nava y su secreto para evitar infartos
Hace diez años que no sé nada de mi
amigo el doctor Jesús Nava, que trabajaba en la clínica del IMSS que se
localiza atrás del conjunto Aristos, en Insurgentes y Chilpancingo, entrando
por Aguascalientes. Un médico con un indeclinable sentido del apostolado. A él se
deben los primeros estudios para el establecimiento de las clínicas rurales que
posteriormente constituyeron lo que se llamó IMSS/Coplamar y después
IMSS/Solidaridad. Y a él se debe también el descubrimiento de la acción antiplaquetaria
de las humildes aspirinas y el secreto de que tomando una diaria se evitan los
infartos en un alto porcentaje.
Hace más de diez años observó que el
ácido acetilsalicílico en el torrente sanguíneo evitaba la acumulación de
plaquetas y la formación de trombos: esto es, hace la sangre menos espesa, más
líquida y ligera. El problema al que se enfrentó fue la agresividad del ácido
en las paredes del estómago. Y meditó que mezclando el ácido con hidróxido de
aluminio e hidróxido de magnesio, el fármaco sería más tolerable para el
organismo.
Más tarde, los laboratorios extranjeros hicieron
el mismo descubrimiento y hoy en todo el mundo los médicos recomiendan consumir
una aspirina al día para aprovechar el potencial antiplaquetario del ácido en
la prevención de ataques cardíacos en sujetos saludables.
Hace unos días los periódicos publicaron
la noticia de que en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard se
comprobó esta teoría con pruebas de 44 mil pacientes sanos de diferentes
edades, a la vez que se demostró que la mezcla con aluminio y magnesio evita el
corolario iatrogénico de producir hemorragias y úlceras.
Al leer el cable no pude menos que
acordarme de este médico mexicano tan modesto que jamás hizo alarde de algo tan
importante. Sé que se jubiló del IMSS, pero se me ocurre invitar al licenciado
Genaro Borrego, director general del Instituto, para que lo localice y le
obsequie un cartoncito en el que le agradezca su labor de muchos años al
servicio de los derechohabientes y sus trabajos de investigación como el del
ácido acetilsalicílico y su función antiplaquetaria.
Doctor
Jesús Nava y Hernández, te recuerdo que soy tu marmitón número uno en las artes
culinarias, de las espléndidas y cordiales comilonas que, como gigante director
de cocina inigualable, elaborabas en tus ratos de esparcimiento. Ya nos veremos
muy pronto para retomar mi entrañable oficio espontáneo, al servicio de
nuestros afectos cercanos y nuestros afables camaradas que ya están departiendo
cordialmente contigo. ¡Puf! Esto más que pie de foto, fue un abusivo exordio de
añoranzas. ¡Perdón!