Por: elías AGUILAR
¿Qué le preguntaría a un ser con
conocimientos superiores y venido de otro planeta? ¿O nos contaría sus
experiencias, lejanas o cercanas, con viajeros galácticos?
Este
servidor tenía un entrañable amigo tabasqueño, el doctor, periodista y
escritor, médico del Club de Periodistas de México, René de la Parra y
Palma, que muy a menudo bromeaba: "Yo lo sé todo, maestro".
Y, sí,
daba la impresión de saberlo todo, sobre todo por ser muy agudo en sus
comentarios, muy cáustico y mordaz, y porque... si tenía vastos
conocimientos.
Un día, por ejemplo, nos encontrábamos en la tarde en La Morada de Paz,
Gloria Grace, los poetas Roberto López Moreno y Othón Villela Larralde;
y yo, hablando sobre una película que habían exhibido por televisión la
noche anterior: La Vida de "El Jibarito", Rafael Hernández.
La
conversación de nuestra amiga versaba, fundamentalmente, sobre "el genio
para hacer música" que tienen los hombres de color, como "número uno"
en el planeta.
Al verme René, que se había detenido trás la puerta de
nuestro lugar de reunión y con el índice derecho sobre su boca, me
había hecho la seña que no lo delatara para no perder detalle de lo que
se estaba diciendo, por lo que, cuando lo consideró oportuno, se
descubrió y dijo lo suficientemente fuerte junto a una de mis orejas:
"Diles a esta bola de pen...san-dios re-do-ma-dos, que ni Bach, ni
Haydn, ni Mozart, ni Beethoven, ni Chopin, ni los Strauss, ni
Tchaikovski, ni Dvorak... eran negros".
Como así nos llevábamos, no
nos quedó de otra que soltar la carcajada porque, además, tenía
razón. Sin el menor ánimo de ofender a nuestros hermanos de origen
Centro o Sudafricanos, no se ha destacado nadie como los nórdicos, los
rusos y los europeos en general, para hacer música de Cuerdas, de Cámara
o Sinfónica.
Si acaso para aquello de los allegros, los adagios y
los scherzos, pero con su sello característico de mucho ritmo, mucho
metal y percusiones, ahí está Dámaso Pérez Prado, "El Cara'e Foca"
genial.
Y tantos seres humanos pensantes que por fortuna existen,
aunque no tengamos la oportunidad de estrechar su generosa mano amiga; o
de afectos imponderables como Fernando Marcos, que sabía más, mucho
más, que la simple redondez de un balón de futbol, aunque muchos lo
consideraran fatuo y pedante.
O Luis Spota, que con sólo el sexto año
de educación primaria programada, tenía conocimientos "para dar y
repartir a montones", por ejemplo con su "Costumbre del Poder" que lo
convirtiera en laureado best seller, de todos los libros de esta
serie.
O el querido maestro Jacobo Morett Esteves, que de música
culta, sobre todo, si lo sabe todo. Pero de música fina mexicana y
popular conoce "un largo rato"... "larguísimo rato"; y de muchísimos
otros temas para apoltronarse ante un micrófono por muchísimos días,
conversando con quien cordialmente le pongan.
Tenemos el privilegio
de contar entre nuestros afectos rayanos, a los propios bardos Othón
Villela Larralde (Recientemente evadido de esta preciosa "Canica Azul") y
Roberto López Moreno que, además de conversadores de oficio, son
historiadores, investigadores de música y de arte en general,
periodistas y escritores poseedores de un acervo cultural
desmesurado.
Sí. Tienen muchos conocimientos... pero de acuerdo a sus
lecturas y de acuerdo a nuestra lógica, y los científicos de acuerdo a
nuestra propia evolución científica y tecnológica.
Porque para
nosotros, los terrestres, sigue siendo una mera hipótesis el
desplazamiento de una nave a velocidades superiores a la luz, en tanto
para los visitantes de otros sistemas salares, es de uso normal y
cotidiano para sus viajes de millones de kilómetros "en un abrir y
cerrar de ojos", con propulsores de taquiones, por ejemplo.
Pero este
es el momento histórico para nosotros, es importante cómo vamos a
recibir a NUESTROS HERMANOS MAYORES DE LAS ESTRELLAS ¿Qué les vamos a
preguntar trascendentalmente?
Nuestro propósito. El mejor de
nuestros propósitos, es confiar en que se tienda un puente de enlace de
comunicación, ahora que están por hacerse visibles ante nosotros.
El
único riesgo que corremos es que nos consideren locos... y con gusto
asumimos el contratiempo. Y cordialmente queda invitado a expresar su
entente, sobre nuestro elogio a la locura... en todo caso. Y bienvenidos
al Nuevo Mundo.
Por carecer de espacio apropiado, en la proxima
entrega les enviaremos nuestra canción RENDIBÚ, con respeto dedicada a
Nuestros Hermanos Mayores de las Estrellas.