jueves, 7 de junio de 2007

“’TA CA’BRAUN”

En mi pueblo, en mi pueblote, pués, como provinciano del Distrito Federal, como en muchos otros pueblos y ciudades de México, como en muchos otros lugares de mas allá de nuestras fronteras mucha gente acostumbra, desde siempre, a darse a entender con apócopes y contracciones gramaticales, como el joven campesino que nos encontramos al bajar de la camioneta de servicio colectivo en el pueblo de Santo Domingo, y a quien al preguntarle por el paradero de Fausto, el encargado de “La Casa Braun”, nos respondió afirmativamente:

“’TA CA’BRAUN”

Texto y Fotos: elías AGUILAR.

Claro, seguro: “Está en Casa Braun”, repetí casi en un susurro, y con mi agradecimiento a su puntual información dirigí mis pasos hacia la “Casa Grande” que me había señalado, y que se encuentra a poco menos de 100 metros del hotel, de similar estilo europeo del Siglo XIX y primer tercio del Siglo XX. Modesto en cuanto a sus dimensiones pero acogedor desde su estancia, hasta la comodidad de sus 10 habitaciones.

La intensa brillantés del sol matutino reflejado en el empedrado del camino sin nombre oficial, pero que los lugareños conocen como “Paseo de las Palmas”, me deslumbraba como si en lugar de piedras de río hubiera sido alfombrado con monedas de plata, a veces, y en otros trechos con monedas de oro.

Aunque no hay gran abundancia de palmeras, la verdad es que sí destacan entre la exuberante vegetación de árboles frutales sobre todo, que son una delicia de suaves aromas de mango y otros manjares indefinidos por la continua cercanía de diferentes plantaciones en el camino.

Al concluír los prolongados descansos de los escalones, igualmente empedrados, amablemente me recibió una atractiva dama bajo el dintel de la puerta principal, con la leyenda grabada en su cristal: “Santo Domingo 1929”.

Sin más preámbulos la joven morena de esbelta figura, y encargada de la caja, discretamente fue por Fausto Darío Pérez Pérez, responsable del lugar y secretario del Consejo de Administración del actual Centro Turístico Santo Domingo, para la conversación por mí solicitada.

Una vez instalados en el comedor, don Fausto empezó a contarnos:
“El hermano de la señora Eva Braun, que como todos sabemos fue mujer de Hitler, llegó a México en 1919 como cazador y traficante de pieles de animales que, particularmente en la región de El Soconusco, comenzó a propiciar la extinción del venado, del jaguar y del Quetzal, entre otros animales tan apreciados por los pueblos mayas".

“Heinrich Braun Hasen, tan pronto constatara la facilidad para despojar de sus tierras a los indígenas chiapanecos, de inmediato se hizo de grandes extensiones territoriales con base en el poblado de Santo Domingo, por lo que a principios del año de 1920 se fue a Alemania por unos profesionales de la construcción y, ya de regreso en Chiapas, empezaron a edificar "La Casa Braun”.
“Incluso se asegura que Heinrich o Enrique Braun Hasen, fue el responsable de que muchos otros alemanes llegaran al estado de Chiapas y a la República de Guatemala, para ofrecerles miserables cantidades económicas a los campesinos a cambio de sus ricas tierras productoras del tan codiciado café en Europa y el mundo, aprovechándose del desconocimiento de las leyes agrarias de los esforzados trabajadores de la tierra, y en contubernio con las corruptas autoridades municipales, estatales y federales de la época.

“A partir de ese momento, los campesinos dejaron de ser “propietarios” de sus tierras y se convirtieron en esclavos de los nuevos “dueños” alemanes, a quienes les trabajaban diariamente de las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde, con sólo un breve descanso de media hora para la frugal comida de las 12 del día.

“La servidumbre igualmente desempeñaba sus obligaciones, sin descanso en ningún día de la semana, en jornadas de trabajo de 12 horas, salvo cuando se les requería hasta las diez u once de la noche, que era con regular frecuencia.

“La “Casa Braun” duró nueve años construyéndose, desde 1920 hasta 1929, con el esclavizado trabajo de improvisados albañiles naturales de la región, y a quienes también se les pagaba una miserable cantidad por su jornada laboral de 12 horas diarias.

“Según nos contaban los abuelos –continúa don Fausto-, la madera que se usó para la construcción de esta casa, “La Casa Braun” o “La Casa Grande”, se trajo desde España y que suponemos es caoba. Pero sólo por capricho porque aquí en Chiapas es una madera que aún abunda.

“Para su transportación desde la Península Ibérica hasta Chiapas, llegaba por barco hasta Puerto Madero y, de ahí, en carretas y caballos hasta Santo Domingo.

“Este siniestro personaje acumuló tantas riquezas, merced a la explotación de las pieles, las tierras y de los campesinos… y mediante otros misteriosos artificios, que se dio el arrogante placer de acuñar sus propias monedas, que circulaban en sus comarcas y en las haciendas propiedad de los demás alemanes.

“En las monedas de oro y en las de plata, estaba impresa en relieve su imagen, en la parte inferior su nombre abreviado: E. Braun, y en la parte superior el año del inicio de circulación, y en la cara posterior el águila del escudo alemán; con las que les pagaba a sus trabajadores, y las rescataba, porque a fuerza le tenían que liquidar lo que consumían en sus tiendas de raya, diseminadas por toda la región.

“Eva, la famosa mujer de Adolfo Hitler, llegó a Chiapas por primera vez, en el año de 1929 para la inauguración de la fastuosa “Casa Braun”. Y cuentan que el mismísimo Füehrer llegó a pasar algunos días de asueto en dicha finca, en, cuando menos, 3 ocasiones. Según contaban los abuelos, en los años de 1930, 1933 y 1936 en que vino por su cuñado Enrique”.

Nosotros nos preguntamos: ¿Sería posible que Enrique Braun haya habilitado alguna pista de aterrizaje clandestina para el servicio de un vuelo directo de algún avión germano, o que de plano su importante cuñado se haya desplazado bajo las aguas del Océano Pacífico en un submarino de guerra hasta las costas chiapanecas o, sencillamente, hizo la travesía como cualquier simple pasajero, en ferrocarriles, aerolíneas y en un buque comercial hasta México?

Porque ya sabemos que desde entonces, el joven austriaco ya pensaba en apoderarse de la totalidad del mundo. Y qué mejor punto geográfico que México, por su vecindad con los Estados Unidos de Norteamérica, para atacarlos en el momento propicio, después de haber traído tropas de avanzada, como seguramente era su proyecto de partir desde aquí, por mar y aire, con el objetivo de bombardear los puntos neurálgicos del territorio del Imperialismo Yanqui.

Por ello, colegimos, la existencia de los grandes túneles construídos a partir de los sótanos de “La Casa Braun”, hasta lugares tan lejanos como el “Cerro de la Piedra de los Brujos”, en Huixtla donde, es de todos conocido, hasta la fecha, se reúne lo mas granado de los chamanes chiapanecos. Que, por cierto y merced a ello se ha ganado la población de Huixtla el sobrenombre de “Tierra de los Chamanes”, es decir, de los hechiceros dotados de poderes sobrenaturales muy temibles.

O como los 40 minutos de camino sobre la superficie y a caballo, hasta “La Piedra de Pashtúa”. Volvemos a intuír, para llegado el momento, poder huír por cualesquiera de esos amplios túneles según el caso de urgencia, por lo que se podían trasladar en vehículos automotores, a pie o sobre bestias de carga; o, bien, para trasladar, bajo la tierra, armamento pesado de guerra en la total clandestinidad. Porque desde esos puntos estratégicos se hubieran podido desplazar hasta las cercanas costas del Pacífico, para por medio de buques, aviones y submarinos, atacar a los Estados Unidos, de no haber sido derrotadas las tropas alemanas, como bien lo recuerda la humanidad, gracias a la fórmula soviética ya experimentada contra las tropas napoleónicas en las regiones heladas de Siberia.

O continuando nuestra historia de los túneles de “don Quique Braun”, no podemos pasar por alto el construído hasta las faldas del majestuoso volcán Tacaná, que comparte territorios con el estado de Chiapas y con la República de Guatemala, que obviamente había sido proyectado para abandonar intempestivamente la geografía mexicana, en caso de alguna rebelión de sus cientos de trabajadores, o de algún conflicto militar inesperado.

Pero además, como recuerda don Fausto lo dicho por los abuelos de Santo Domingo, Enrique Braun “tenía pacto con el diablo”, porque a través de este túnel enviaba a 6 peones, con 6 mulas, todos los días 6 de cada mes (666), con alforjas vacías; y los enajenados sirvientes, que perdían toda noción del tiempo y realidad, cumplían puntualmente los deseos del amo ya que, una vez al final del túnel, se salían para situarse encima del mismo, para esperar la señal de una luz de bengala, y bajar para el regreso ya con las talegas de las bestias totalmente cargadas con monedas de oro y plata o, a veces, con barras de oro, que jamás supieron quién ni cómo las llenaban.

Los dóciles ilotas, en su trance de poseídos propiciado por ¿quién sabe qué maléficas artes de Enrique Braun?, eran absolutamente incapaces de siquiera poder ocurrírseles hurtar tan sólo una moneda, por lo que llegaban a entregar la carga completa a su patrón.

El tal Enriquito, en burda imitación del Füehrer de la ya cercana e inminente Segunda Guerra Mundial, se paseaba en marchas a “paso de ganso” por su “Paseo de las Palmas”, imaginando cómo luciría su gran alfombra de monedas de oro y plata, con su efigie y con el escudo alemán, que nunca llega a concretar por su intempestiva y enigmática huída hacia Alemania en el año de 1936.

Por lo mismo y de esa época, se conserva el gran árbol del patio posterior de la finca que, se cuenta, el mismo Enrique sembró a petición de su hermana Eva Braun, para que floreciera con hermosas magnolias, como hasta la fecha. Y que, extrañamente, jamás nadie ha logrado que brote el menor indicio de vida del árbol en otros lugares, tras haberse llevado algunos vástagos o semillas del también extraño árbol.

Otro detalle digno de destacarse, es que en los jardines frontales, muy cerca de las albercas, se encuentra un artísticamente diseñado perol de acero, donde la servidumbre de “La Casa Braun” confeccionaba diariamente la pitanza para sí mismos y su numerosa prole familiar; y que el patrón presumía a sus allegados germanos, había sido un regalo del, a la sazón, imberbe y alopécico Benito Mussolini, quien no perdía oportunidad de congraciarse con las simpatías y privilegios de Adolfo Hitler, por lo que le envió, desde Italia, el impecablemente bien moldeado famoso perol a su cuñado Enrique.

Durante el trayecto del segundo piso, donde actualmente se encuentra el museo y donde este reportero tomó algunas de las fotografías que ilustran este reportaje, hasta donde ahora es el bar y de donde parten los hoy bloqueados (por la dinamita) túneles que hemos comentado, vino inevitablemente a mi memoria la anécdota histórica mundial del ocaso del Füehrer:

A la una de la madrugada, mientras Eva Braun dormitaba en un sillón, Adolfo Hitler, pensando en voz alta, se paseaba por el salón del refugio subterráneo de la Cancillería que, igual que “La Casa Braun”, disponía de túneles en varias direcciones.

“Mi ayudante personal, Albrecht Borman, me ha fallado, me ha traicionado por su ineptitud e indolencia.

“Me mienten por todas partes. No me puedo fiar de nadie, me traicionan todos, y todo me da ya náuseas.

“Si me faltare mi leal Morell estaría por completo acabado.

“¡Y estos idiotas de médicos querían que me deshiciese de él!

“No se preguntaron: ¿Qué es lo que sería de mí sin Morell?

“Si a mí me ocurre algo, Alemania quedará sin cabeza. Yo no tengo sucesor. El primero que nombré, Hess, está loco; el segundo, Goering, ha perdido las simpatías del pueblo y, el tercero, Himmler, sería rechazado por el partido”.

El hombre que había adoptado como su norma suprema el no confiar jamás en nadie, se quejaba ahora amargamente de que no tenía a nadie en quien fiar.

Sólo le eran fieles –declaró- Eva Braun y “Blondi”, su fiel perro, por lo que recurrió a la frase de Federico el Grande: “Ahora que conozco a los hombres, prefiero a los perros”.
Adolfo Hitler y Eva Braun se suicidaron, pero ¿qué fue de “Blondi”? También contaban los abuelos que aseguraban los temibles chamanes de Huixtla, que Enrique Braun se había convertido en un auténtico nagual, durante su larga estancia en tierras chiapanecas. Y que, por cierto, sus íntimos siempre lo llamaron “Blondi”, desde niño; y cuando Hitler y Eva Braun se encontraban a punto de quitarse la vida e infructuosamente haber buscado al siempre leal animal, desapareció sin dejar rastro “como si se lo hubiera tragado la tierra”.

Ya en la puerta principal y a punto de despedirnos, don Fausto nos confió conmovido: “El general Lázaro Cárdenas del Río, devolvió a nuestro pueblo esta extensión territorial cafetalera y “La Casa Braun”, mediante un documento de Resolución Presidencial, porque como decía mi general Emiliano Zapata Salazar: “La Tierra es de quien la Trabaja”.

En tanto, bajo un sol todavía resplandeciente y un cielo espléndido, descendía por los amplios escalones empedrados, pensé con regocijo: “Claro. ¿Quién más? Tenía que haber sido “El Tata” quien les restituyera sus tierras a nuestros hermanos campesinos, además con la ganancia de “La Casa Braun”…” Pero automáticamente desapareció mi sonrisa porque, de pronto y sin motivo aparente alguno, como por arte de magia, el cielo se tiño de tonalidades grises y se cubrió de pesados nubarrones negros, acompañados de un estruendoso rayo que zigzagueó diagonalmente desde las alturas, iluminando todos los espacios visibles, para, casi instantáneamente, vomitar un furioso trueno que, la verdad, me hizo brincar asustado por la sorpresa del inesperado fenómeno meteorológico y la precipitación del torrencial aguacero, por lo que mi reacción obligada fue echarme a correr para refugiarme, totalmente empapado, bajo el abrigo de la edificación de comercios de la parada del transporte colectivo, para continuar con mis elucubraciones:

“Por algo este rincón mágico y enigmático de nuestro querido México, fue elegido por Enrique Braun para satisfacer sus malévolas ambiciones personales y las terroríficas de Adolfo Hitler, igualmente con sus conocidas perturbaciones de acendrado espiritismo, e indudablemente magnificadas por la influencia de los aterradores designios de los chamanes de Huixtla…”.

Por todos estos acontecimientos intensamente vividos, y a que ya se me había hecho pegajosa la frasecilla, ahora sí la repetí en voz alta y con singular ampulosidad: ¡TA CABRAUN!. Por lo que a coro, quienes, supuse, también se encontraban guareciéndose de la tormenta, respondieron: “¡TA CABRAUN!", cuando volteé para agradecer el eco solidario… no había nadie.

Parada del transporte colectivo en Santo Domingo, junto a construcción de comercios con techo típico de la región.

"Paseo de las palmas" hasta el acogedor hotel de Santo Domingo y, al fondo, el volcán Tacaná.

Acogedor hotel de 10 habitaciones a la entrada hacia "La Casa Braun".

En un rincón del bar, en el sótano de "La Casa Braun", se puede apreciar la vieja puerta de acceso a los famosos túneles subterráneos.

Entre las modernas edificaciones, los automóviles actuales, y el contraste de la vieja locomotora, se alcanzan a apreciar al fondo "La piedra de los Brujos de Huixtla".

Camino empedrado conocido como "Paseo de las palmas", que conduce hacia "La casa grande" o "La Casa Braun".

Jardín y acceso a "La Casa Braun"

Otro aspecto de "La piedra de Huixtla" al fondo, y en primer plano del lado dereccho de la vía: maquinaria y viejos carros de ferrocarril que, en total abandono junto al caserío, dan una idaa de la población de las décadas de los 40, 50 y 60 del pasado Siglo XX.

Entrada principal con la leyenda en el cristal superior: "Santo Domingo 1929", fecha en que se inauguró la fastuosa costrucción

En primer plano el señor Faustino Darío Pérez, encargado del restaurante-museo de la magnífica finca.

Detalle del barandal en la zona del comedor, y atrás fosa de clavados recortada en su profundidad para seguridad del turismo actual.

Por este parquet de cedro, especialmente transportado desde España, se paseó Hitler del brazo de Eva Braun.

Deliciosos aromas de los árboles frutales, plantados a ambos lados del "Paseo de las palmas".

Otro aspecto del jardín con alberca, particularmente para infantes, y al centro el perol, regalo del duce Benito Musolini.

De hace 85 años data la obra artística de los pavorreales que decoran la entrada de los baños.

Igualmente el lavamanos es tan antiguo, como las obras de arte de los pavorreales pintados sobre la duela.

El espejo en el baño de damas y otro aspecto de la decoración sobre la duela.

Pisos de cerámica con diseño ornamental, con marmol en las orillas de los baños para el servicio de "La casa grande".

Vista hacia abajo de la escalera con barandal de acceso al segundo piso, donde ahora es el museo de "La Casa Braun"

Enrique Braun Hasen, de sombrero, saco y brazos cruzados; con el equipo de alemanes diseñadores de la suntuosa construcción.

Después de los dos niños, Eva Braun, mujer de Adolfo Hitler, en reunión con su hermano Enrique y amigos alemanes durante la inauguración de "La Casa Braun", en el año 1929.

A petición de su hermana Evita, el cariñoso Quique Braun sembró en el jardín posterior un árbol de hermosas magnolias, que aún sigue floreciendo.

Despulpadora de café de la época.

Máquina para operaciones matemáticas, con la que personalmente Heinrich Braun, llevaba la contabilidad del comercio de sus pieles de contrabando y los quintales de café de las grandes extensiones territoriales de sus fincas.

El traficante de pieles, sentado al centro, con un grupo de amigos alemanes a los que convenció para que fueran los precursores como propietarios de fincas cafetaleras en Chiapas y Guatemala, con legiones de esclavos a su servicio.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Leí con gran interés esta crónica que me hizo pensar en todas las historias y todos los personajes que guardan nuestros pueblos y que sin duda al conocerlas enriquecen nuestra comprensión del México de ayer y hoy. La lectura me hizo recordar todos aquellos "mitos" que aún mi abuela me cuenta. Por otro lado, destaco el ingenio de nuestra gente para resumir en una frase lo que implica una situación que marcó a toda la gente de una comunidad como la descrita.¡Adelante con más historias llenas de pasado, presente y futuro!

Anónimo dijo...

Interesante nota

Máximo Cancino Gómez dijo...

Me parece un reportaje bastante interesante. Sobretodo porque muchos de los habitantes de Soconusco desconocemos las historias y anécdotas que ahi se gestaron y constituyen parte del valor histórico de la Región.
Por fortuna, los planes de estos alemanes no tuvieron continuidad.
Pero, sin duda, la cultura alemana constituye parte de la diversidad cultural que se asienta en Soconusco, junto a la cultura mam, china, maya, olmeca, azteca, japonesa y polinesia.

Saludos y felcidades por la nota. Muy interesante.
Máximo.

Oscar Sieber dijo...

Hola Elías,

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